El poder que ostentan los medios de comunicación oficiales les ha sido otorgado a lo largo de los años por nosotros mismos. Nosotros somos los que consumimos sus programas, los que estamos pendientes de lo que se dice en sus noticieros, los que tomamos como líderes de opinión a los que salen en la televisión o a los que dan sus opiniones a través de los diarios y las radiodifusoras.
A ver si entendemos, el problema real y el fondo del asunto no son los medios, ellos como empresas privadas tienen el completo derecho de poner lo que se les pegue la paga en su programación y más aún con el consentimiento descarado del Estado. El problema real somos nosotros y es nuestro sistema educativo. Y la solución, si es que pudiera darse, vendría por ese camino y no precisamente con el apagón de medios como últimamente se ha venido pregonando.
La solución estaría en que independientemente de lo que los medios transmitan, la población tenga la suficiente inteligencia y criterio para no dejarse engañar ni influenciar ni mucho menos guiar por lo que dicen. En ese país utópico con alto nivel cultural y educativo serían los medios los que se irían acoplando a los intereses de los ciudadanos. En pocas palabras, el contenido de los medios hoy en día son el reflejo de nuestros propios gustos y se alimentan de nuestro propio poder. Mientras no exista un cambio radical en nuestro sistema educativo las cosas seguirán igual.
Por lo pronto, aprovechemos los medios independientes y alternos que nos brinda la tecnología y vayamos cada quién haciendo ese cambio individual con la ilusión de que la metamorfosis y la evolución se dé en las generaciones futuras.
Tratemos de cambiar nuestros hábitos, apaguemos la tele, y en caso de no apagarla discernamos y elijamos mejores contenidos, aquellos que fomenten en nosotros la enseñanza autodidacta, la investigación, el cuestionamiento. Te invito a que seas parte del inicio de una nueva manera de comunicarnos. No podemos depender del gobierno ni de las televisoras, no podemos depender de entes que siempre han subestimado nuestra inteligencia, que nos han hecho creer que carecemos de cualquier atisbo de razonamiento. Trabajemos a nivel individual y dejemos de pregonar los apagones televisivos por dos o tres horas, pregonemos un nuevo estilo de vida hoy que tenemos las herramientas necesarias para hacerlo, hoy que existe la bilateralidad y que nuestra voz se puede escuchar si queremos que sea escuchada, aprovechemos lo que hace diez años no teníamos y hagamos algo con ello. No dependamos de los demás, hagámoslo cada uno de manera independiente e individual, sembremos ese entusiasmo en nuestros hijos, en los niños alrededor y no esperemos a que los medios o el Gobierno reaccione. Reaccionemos primero nosotros y hagamos algo nosotros.
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